La peligrosa autoestima

"El Vanidoso" del Principito de Saint- Exupèry

(Para algún incauto esto podría ser un discurso moralista y fascista, y pues en efecto lo es ja, ja)

Inmediatamente que escuchamos autoestima, la situamos como un concepto trillado que principalmente cualquier psicólogo maneja generalmente en sus cursos. También cuando vemos a alguien cabizbajo o sujeto de burlas a quien todo mundo agarra de su puerquito, podemos decir, “ese guey tiene la autoestima muy baja”. Igual cuando vemos a cierto personaje, mamón pues, en toda la extensión, que tiene un tono de voz firme y alto, que pide las cosas con desfachatez y no tiene problema alguno para desenvolverse en cualquier sitio. A esa persona la clasificamos posiblemente como que tiene la autoestima muy en alto.

Pues bien, más que al concepto de autoestima, -que en su significado más simple sería el nivel de aprecio que tenemos de nosotros mismos- le voy más los conceptos de autoconfianza y autocontrol, aunado a la ser efectivos de manera concreta.

Un sujeto con la creencia, de que hay que aumentar la autoestima para mejorar su nivel de vida, tendría la tentación de caer en el culto a sí mismo, es decir, de ser un vanidoso a la quinta potencia, un narcisosote a lo bestia. Que no resultaría tan negativo, si dicho sujeto tuviera: Talento (innato y con visión de ver más allá que la mayoría), Capacidad (innata) y Habilidad (aprendida y desarrollado); pero si no tiene esto, sólo encajará en el famoso dicho, “la mona, aunque de seda se vista, mona se queda” o “la mona aunque aumente su autoestima, mona se queda”. 

Desgraciadamente sucede mucho. Por ahí, andan muchos narcisos que están bastante limitados, o tarados pues. “Se creen de lo que no tienen” dirían algunos, ja y es que es lo que rezan ciertos psicólogos humanistas: “creétela”, y zas que se la creen. 

La autoconfianza, que se puede definir de manera simple como: saber lo que somos, hasta dónde podemos y que realmente podemos hacerlo, es para mí y je para otros más, más productiva, y no es a primera instancia engañosa. Sería primera en el orden. Luego vendría el autocontrol, donde podemos establecer un locus de control que nos permita concentrarnos en algún objetivo. Ya luego de que supimos que somos la neta del planeta, pero porque en realidad obtuvimos un logro, ahora sí, a gozar de la autoestima, pero como resultado. Sería bueno también, no ser tan exagerados al momento de manifestarla, al fin de cuentas, es para uno mismo, no para andar presumiendo a los demás. No se vaya a herir susceptibilidades

En fin, igual seguiré viendo cómo algunas personas siguen levantando la ceja, con su buena dosis de autoestima y cinismo, y a la hora de los chingadazos mejor han aprendido cómo cubrir su falta de recursos, ja, mejor teniendo a la mano el teléfono del que sí sabe.