Necesitamos que nos informen e informarnos qué está pasando, dónde está pasando, y demás circunstancias. Ojalá fuera con la mayor objetividad posible.
Desde el jueves que supe por las noticias de una posible propagación epidémica de la entonces influenza normal, me he dispuesto a leer cuanta información me es posible, motivado sí por la paranoia y psicosis, lo que sea, -hay que aprovechar el Internet, y para ponerme aprueba también por hipocondríaco-. A través de las notas de los periódicos, también leí los comentarios de quienes están cerca y de quienes están inquietos.
Unas sujetos en sus comentarios dicen cosas como “si me he de infectar ya ni modo”. Sí cabrones, pues aunque sea una simple gripa les vale madres contagiar luego a los demás verdad?
Otros, (muchos “otros”) en un intento de “satirizar inteligentemente” la situación, tratan de politizar el tema. De más está decirlo que lo hacen forzadamente y leerlos resulta tan chocante y fuera de contexto (incluso el mencionarlos aquí). Con eso de que está instaurado en el ideario popular que los mexicanos de todos nos burlamos, cómo es posible que ellos no lo hagan haciendo alusión de manera pendeja al peje con su “esto no hubiera pasado con López Obrador, estaríamos mejor”. También sacan el tema de las playas de Ebrad, cuestiones tan absurdas que la filiación partidista hace distinción de quien se infecta, manipulaciones electorales, etc. Lo peor, es que no se nota lo digan en broma, sino muy en serio. El aparato de censura del periódico el universal por ejemplo, debería tener más filtros, no sólo para las palabras altisonantes e insultos, sino para los comentarios por demás babosos y de corte político fuera de contexto.
Algunos, comentan que es un distractor, así como en su momento fue el chupacabras. Ja, se ponen a comparar un suceso ridículo y del mundo de la fantasía paranormal, con algo tangible y científico. Que algo más grave, dicen, está por pasar y lo están tapando. Más grave?
Otros más, dicen que los medios, el gobierno o simplemente los que detentan el poder, pueden estar mintiendo. Entonces, ante la falta de información detallada, es decir lo circunstancial, surge la especulación, además de los mitos, las exageraciones, los tratamientos pseudocientíficos, los rumores, y todo lo que alimenta una buena psicosis. No se sabe, porque no lo han dicho, como por ejemplo, en qué hospitales se han muerto, cuánto tiempo tenían de enfermos, qué cuidados no tuvieron para no sobrevivir, si eran viajeros, entre otros detalles.
Y quizá no se digan por tapar deficiencias en el tratamiento, por no causar alarma en las zonas donde se dieron los casos (pero dejando en la ignorancia de quienes están cerca), y para que no se confíen los que están lejos de las zonas, si de por sí salen los que les vale madre si infectan o son infectados. No se dice porque como bien leí en un foro, nos tratan todavía como niños, porque igual, nos seguimos comportando con ese pensamiento primario.
Al leer estos comentarios me doy cuenta de que es difícil concientizar incluso en situaciones alarmantes de salud. Que cuestiones políticas, intentos intelectualoides, actitudes lúdicas, deplazamientos religiosos y más estrategias mentales, intentan salvaguardar y evadir hasta donde se pueda y, no ponernos las pilas para ser sencillamente cuidadosos.
La situación es difícil, principalmente para los capitalinos, aunque ya es un tema global. Aún de los sujetos mencionados, es bueno ver que la gran mayoría sí se está cuidado y está preocupada (alerta pues). En verdad espero que los encargados estén trabajando arduamente para encontrar una vacuna y un método de aislamiento y control eficaz, que aunque para lo primero el proceso sea de meses en el mejor de los casos, sí se encuentre.