· Preguntar con un tono exasperante: “¿Qué?!!”
· No voltear a ver al otro mientras habla.
· Fruncir exageradamente el seño en señal de desagrado por lo que el otro dice.
· Preguntar la última palabra que dijo el otro.
· Agregar un tono de incredulidad a lo que dijo el otro.
· Monologar aumentando el volumen de voz, cada vez que el otro intente hablar.
· Ignorarlo, y esperar que se largue.
Indispensable, para patrones, maestros, doctores, sacerdotes, psicoterapeutas, etc.